lunes, 3 de marzo de 2014

Apuntes sobre la formación de comunicadores/as en Oaxaca. Retrospectiva y actualidad (1/3)



A partir de los años 60 y hasta la primera mitad de los años 80, las instituciones que se hicieron cargo del proceso de formación de profesionales de la comunicación en el estado fueron las radiodifusoras comerciales, los diarios y las oficinas gubernamentales.

Las personas que en dichas instituciones asumieron el rol de enseñantes eran, principalmente, periodistas y locutores desinteresados. Las y los aprendices no tenían oficio previo, o bien, procedían de la burocracia; en algunos casos, ya contaban con estudios completos o truncos en licenciaturas como derecho, sociología, antropología, contaduría o comercio.

Los métodos de enseñanza utilizados para el proceso formativo fueron, entre otros, el modelado, la repetición de tareas, el autodidactismo (leer, escuchar y comentar noticias) y la mentorización. Los puestos de trabajo que los aprendices podían asumir eran la locución con fines de entretenimiento, lectura y comentario de noticias, reporteo, redacción, fotoperiodismo, edición y jefatura de áreas de prensa.

Como resultado de estos procesos formativos, los/as comunicadores/as pudieron desempeñar su labor con notables deficiencias teóricas, técnicas, deontológicas y teleológicas que dieron lugar a procesos de comunicación centrados en los intereses de las instituciones gubernamentales y de los partidos políticos, fundamentalmente.

En esta época, las relaciones laborales del sector se caracterizaron por sus bajos salarios, por compensaciones ilegales y subempleo; en contraste, los/as comunicadores/as se gratificaron a través de la fama y las relaciones políticas obtenidas, las cuales utilizaban para su provecho personal.

Algunos cambios significativos en el sistema de formación profesional de comunicadores, podemos ubicarlos en la segunda mitad de los años ochenta, cuando las universidades particulares se sumaron al proceso ofreciendo licenciaturas y posgrados; primero universidades locales y luego algunas de reconocido prestigio nacional.

A partir de entonces los medios abandonan su labor formativa; ahora se paga por ser formado como comunicador/a; periodistas y locutores dejan de participar en el proceso formativo; las y los aprendices ya se obligan a poseer estudios de bachillerato y los métodos de enseñanza son sustituidos por la cátedra, la investigación, el trabajo en equipos y la práctica de los lenguajes audiovisual y de comunicación publicitaria.

En estos años se registra la aparición de la televisión pública y privada y, en la década reciente, los medios digitales. Derivado de los cambios tecnológicos y los inherentes al propio sistema formativo, se crean nuevos puestos como publicistas, productores de radio y televisión, periodistas digitales, docentes y, más recientemente, surgen los community manager. 

No obstante, la dinámica empresarial cambia poco: se crean contadas empresas de comunicación, sobre todo agencias de publicidad, productoras independientes de comunicación audiovisual, portales informativos y despachos de monitoreo; tristemente, sólo algunas se consolidan.

A pesar de los cambios relatados, permanecen en el sistema de formación profesional de comunicadores/as, o se derivan de ellas, las siguientes invariantes: se continúa formando con deficiencias teóricas, técnicas, deontológicas y teológicas; procesos de comunicación centrados en instituciones gubernamentales y partidos políticos; se mantienen las empresas de comunicación y la mayoría de los puestos de trabajo mencionados en los años anteriores; también persisten los bajos salarios, el subempleo y las compensaciones ilegales y; los aprendices se siguen beneficiando de sus relaciones políticas y de la fama.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario