
A diferencia de las buenas prácticas, que son de difícil acceso en el recuerdo de los usuarios y las usuarias, las malas experiencias abundan. Para recrearnos, mencionaré algunas de ellas solamente: ausentismo de directivos, conflictos internos, extravío de documentación, líos con la comunidad, escaso interés por el aprendizaje, disfunción en los procesos evaluativos, alcoholismo, corrupción, desmotivación, desorganización de actividades, escaso conocimiento y aplicación de técnicas administrativas, escasa autonomía de directivos para toma de decisiones, ausencia de planeación y resultados, entre otros.
Ante el reto de coordinar un curso sobre administración escolar, lo más sencillo habría sido partir de los conceptos, de los libros, para buscar imponer ese conocimiento a los entornos mediatos e inmediatos. Pero creemos que hacernos sensibles a las consideraciones que nos impone el contexto, darán mejor resultado en términos de aprendizaje. Ya le vimos el rostro a los demonios que nos toca combatir.
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